Discos de freno cerámicos
Para entender el elevado precio de los discos cerámicos hay que tener en cuenta su peculiar proceso de construcción, ya que la fabricación de una unidad conlleva más de un día de trabajo, frente a las pocas horas que requieren los de acero tradicionales.
El proceso comienza con la mezcla de resinas y de fibra de carbono para dar la forma definitiva al disco. Posteriormente, esta pieza es colocada en un horno que trabaja al vacío y en el que se introduce la cantidad exacta de material cerámico, que es absorbido a unos 1.700 grados centígrados. Este mismo proceso es el que se emplea para la fabricación de los discos que montan los monoplazas de Fórmula 1, lo que ya da una idea de su precio.
El resultado es un disco de cerámica que, una vez enfriado, está listo para ser utilizado y que tiene unas características de dureza próximas a las de un diamante en bruto. Si desde el punto de vista industrial estos frenos requieren de complicadas soluciones tecnológicas, su aplicación en coches de serie resulta también un importante avance en materia de seguridad.
En conjunto, cuatro frenos cerámicos pesan los mismo que dos de acero. Este ahorro de peso juega un importante papel en el comportamiento de la suspensión del coche. Menores inercias que se consiguen, además, utilizando unos discos de freno de mayor tamaño que los de acero (350 en vez de 330 milímetros de diámetro) y con pinzas de seis pistones, que hacen más progresiva la frenada